El gato persa chinchilla es quizá uno de los pocos felinos autóctonos que se han mantenido fieles a sus orígenes nativos, permaneciendo en gran medida aislados de los depredadores europeos incluso en la actualidad. Los gatos persas son famosos en todo el mundo por su aspecto elegante y lujoso, que en realidad es bastante característico. Su aspecto aplastado, sus grandes abrigos de pelo largo y sus rostros gruesos y estrechos son un icono instantáneo.
El rasgo más distintivo de estos animales son sus grandes ojos, que les confieren un aspecto de pájaro. Sus orejas cortas y redondeadas también les confieren un aspecto similar. Son la única raza autóctona que posee la capacidad de producir un chirrido extremadamente agradable y melodioso, que es un rasgo inherente. Estos adorables felinos son muy buscados como mascotas en todo el mundo. No sólo son muy cariñosos con los humanos, sino que también muestran una gran lealtad hacia su propia especie.
En consonancia con sus rasgos de felinos, los gatos persas chinchilla son dulces por naturaleza, y dan a luz a una camada de gatitos que llegarán a ser realmente adorables. Sin embargo, no suelen ser agresivos ni posesivos con otros felinos. Esta especie de gato es originaria de Irán, donde lleva cerca de cinco mil años. Un testimonio de su longevidad es que en este país todavía se les puede encontrar viviendo en los jardines reales de la familia real.
Se dice que los gatos persas chinchilla evolucionaron a partir de una combinación de dos razas de gatos diferentes: el gato leopardo oriental y el barboso, que pertenecen al mismo género que la chinchilla. Según algunos especialistas, la historia genética de estos gatos es la más idéntica a la de los gatos leopardo. La diferencia fundamental es que, a diferencia de estos últimos, estas gatas nunca tuvieron crías. En su lugar, optaban por exhibir su belleza ante los humanos.
Algunos informes sugieren que el origen de estos gráciles felinos se encuentra en realidad en el rostro de una legendaria Reina Victoria. Aunque el gato tiene sus orígenes en Persia, ahora se encuentra comúnmente en varias partes de África, Australia y Sudamérica. Los gatos persas tienen una dieta equilibrada compuesta por productos lácteos, carne, frutas, verduras y semillas. Su forma corporal es compacta, con torsos ligeramente redondeados en el hocico y orejas erguidas.
La coloración del pelaje varía, aunque la mayoría de los gatos son de color marrón rojizo, que suele variar entre el gris, el negro y el plateado. Ocasionalmente, el pelo blanco también está presente en el cuerpo y también poseen ojos de color marrón rosado. Algunos de los colores de pelaje más comunes son el azul, el cobre, el castaño, el leonado, el gris claro, el moca y el pajizo.
Varias características de los persas dorados chinchilla se parecen a las del maltés. Son fáciles de criar, lo que los convierte en mascotas populares. La cría de este tipo de felinos no es una tarea fácil, ya que suelen preferir llevar una vida solitaria. Su inteligencia es moderada, ya que son capaces de comunicarse con los humanos utilizando únicamente sus expresiones faciales.
La vida media de estos gatos es de entre siete y diez años. Pueden llevarse bien con otros animales, como la mayoría, y se adaptan bien en un entorno doméstico, aunque se ha demostrado que tienen algunos problemas cuando se trata de tratar con otros gatos en el mismo hogar. Pueden llevarse bien con mascotas más pequeñas y con niños, aunque no son recomendables para personas muy competitivas. Su pelaje no se desprende mucho y no parecen sufrir los problemas de salud que afectan a otras razas.